Una ola de protestas sociales sacude, desde hace algunos meses, al Reino Unido, sorprendiendo tanto por su intensidad como por dar muestra de la radicalización de la opinión pública.
En noviembre de 2010, el anuncio de una reducción drástica de los presupuestos asignados a educación, unido al aumento sustancial de los gastos de inscripción en la universidad, provocó una fuerte movilización estudiantil. Tales manifestaciones pronto se convirtieron en el preludio de un movimiento más amplio que ha ido ganando poco a poco a todas las esferas de la sociedad.
En el origen de esta ira se encuentra el plan de austeridad elaborado por la coalición de conservadores y demócrata-liberales (en el poder desde mayo de 2010), que prevé reducir el gasto público total en 80.000 millones de libras (91.000 millones de euros) de aquí a 2014-2015, es decir, una amputación de algo más del 12%. El presupuesto para los servicios sociales sufriría una reducción de 18.000 millones de libras (20.500 millones de euros) y el de servicios públicos, de 36.000 millones de libras (41.000 millones de euros). Teniendo en cuenta estas cifras, el aumento impositivo que supuestamente equilibraría la reforma parece mínimo, en la medida en que proviene mayormente de un aumento del 20% del Impuesto al Valor Agregado (IVA). “Vivir a expensas del Estado ya no es una opción posible”, justificó el ministro de Economía británico, George Osborne, en septiembre de 2010...
Texto completo en la edición impresa del mes de junio 2011
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl