Los “trabajadores descartables” de Corea del Sur

El 29 de octubre de 2010, en momentos en que se produce la disminución de los servicios de inmigración en un taller de Seúl, un trabajador vietnamita sin papeles de 35 años trata de escapar saltando de una ventana. Muere en el hospital cinco días más tarde. Deja una mujer –en situación irregular como él– y un hijo de cuatro meses. Trabajaba en Corea del Sur desde 2002.

Este tipo de operaciones se intensificó, con relativa indiferencia, desde 2008, fecha en que el Ministerio de Justicia anunció su decisión de bajar el número de ilegales de 220.000 a 150.000 en cinco años, objetivo ya casi cumplido: a fines de 2010 eran 168.500.

Ya en 2009, en un informe perturbador, Amnistía Internacional denunciaba la violencia de los raids en las fábricas y los dormitorios comunes, el incumplimiento de los procedimientos de arresto, las malas condiciones de las detenciones, las interpelaciones por portación de cara. Se habla de casos de heridas graves, incluso de deceso, durante los arrestos...