El tiempo libre no significa descanso. Ya sabíamos que cuando no está “en el trabajo”, el trabajador –la trabajadora, sobre todo– sigue haciendo cosas, ya que el tiempo dedicado a las tareas domésticas supera el tiempo de trabajo remunerado (1). Pero se presta menos atención al hecho de ser consumidor y de que, en ese carácter, con frecuencia trabaja gratuitamente para las empresas o las administraciones públicas… para terminar el trabajo, precisamente.
Ahora el consumidor lee las revistas de consumidores, hace búsquedas en Internet, organiza sus proyectos, reserva sus pasajes de tren; va al supermercado, llena su carrito, hace cola en la caja; arma los muebles que vienen en kits, instala su decodificador para la televisión, activa su conexión a Internet; busca la referencia del repuesto de la canilla del baño; aprende a manejar los softwares, lee los modos de empleo… y vuelve varios días más tarde al servicio de posventa, si es que no va a la oficina de defensa del consumidor...
Texto completo en la edición impresa del mes de agosto 2011
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl