Los recientes enfrentamientos entre sunnitas y alauitas en Homs ponen de manifiesto las tensiones religiosas y los riesgos de guerra civil en Siria. Sin embargo, la mayoría de los manifestantes rechaza estas derivas y reclama la democracia. El poder afirma desear la profundización de las reformas, pero su credibilidad está minada por la violencia de la represión.
Hama no es Siria. Esta ciudad de 500.000 habitantes, contestataria desde su independencia en 1946, que fue aplastada por las bombas en 1982 luego de un levantamiento de los Hermanos Musulmanes y condenada al ostracismo desde entonces, acapara la atención desde que estallaron las revueltas en marzo. Recep Erdogan, el primer ministro turco, había advertido a Damasco acerca de que podían repetirse las masacres de 1982. Todos los medios internacionales persiguen hasta los rumores más extraños sobre la ciudad y los divulgan sin verificación previa.
Llegar a la ciudad, ubicada 200 kilómetros al norte de Damasco, luego de transitar una autopista bien mantenida, resulta más fácil de lo esperado. Un único punto de control del ejército custodia la entrada. En los márgenes de los barrios periféricos, se esconde media docena de tanques...
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