¿La educación en deuda o la deuda de la educación?

Un 25 por ciento de los matriculados en educación superior ha financiado sus estudios a través del endeudamiento privado con aval del Estado. O sea, pagando altas tasas de interés y endeudados por muchos años luego de egresar.

Cuando los ingresos de las familias no son suficientes para cubrir los costos de un servicio, ya es común que ellas recurran al crédito, vale decir, al aciago endeudamiento. La demanda financiada a través de este mecanismo ha crecido fuertemente durante las últimas décadas: así, por ejemplo, previo a la crisis inmobiliaria de 2008 en Estados Unidos, la demanda financiada por deuda llegó a un 22% de la demanda total; momentos antes de la crisis del ’29 esta proporción era apenas de un 8%.

Esto se ha desplazado, especialmente en Chile, a la educación, en todos sus niveles. El sector más afectado, sin embargo, ha sido la educación superior, puesto que ella representa, se dice, una inversión privada que conlleva una rentabilidad menor que haber cursado la educación secundaria; por lo tanto debiera ser cancelada directamente por el usuario. Ahora bien, para hacer un análisis de estas obligaciones es necesario diferenciar entre los abusos del esquema de financiamiento de la educación superior y la lógica interna sobre la cual descansa...