El maltrato obra de Carabineros

La violencia policial, como una práctica sistemática y estructural, incluidos actos de tortura, aplicación de corriente y violencia sexual contra mujeres, en su mayoría menores de edad, ha sido ejercida contra quienes participan en las distintas manifestaciones públicas y tomas que se suceden en Chile para exigir educación gratuita y de calidad, así como contra aquellos que por años vienen demandando su derecho a una vivienda digna y, en el último tiempo, contra los afectados por el terremoto, los que a casi dos años de esta tragedia continúan sin una solución definitiva, hacinados en precarios campamentos.

Si bien no se trata de un fenómeno reciente, éste se ha intensificado al ser avalado por el actual gobierno, que no sólo no ha sancionado de modo ejemplar este actuar delictivo de sus agentes, sino además lo respalda al amenazar con aplicar la Ley de Seguridad del Estado y la promoción de iniciativas legales, como la llamada “Ley Hinzpeter”, que claramente buscan criminalizar a los movimientos sociales y sus expresiones, otorgando aún mayores facultades a las policías y su actuar impune, dado que estos hechos son conocidos y juzgados por la Justicia Militar.

A su vez, los medios de comunicación, en particular los canales de televisión, ocultan estas realidades de la que son muchas veces testigos presenciales, mostrando únicamente aquellas situaciones de violencia y destrozos causados por individuos que la propia autoridad define como“ los mismos de siempre”, y proveniente de un grupo minoritario de encapuchados.

La total obsecuencia frente a estos hechos, acompañada de una naturalización de los mismos bajo el supuesto de resguardar el orden público, lleva a su vez a que Carabineros utilice elementos que debieran considerarse disuasivos, como los gases lacrimógenos, carros lanza agua y policía montada, para agredir abiertamente a los manifestantes, causándoles lesiones de diversa gravedad, incluidos atropellos y fracturas expuestas, que de no tener freno (...)