Chile, con sus 3,6 millones de kilómetros cuadrados de Zona Económica Exclusiva -equivalente a cinco veces la superficie terrestre del país- 4.200 kilómetros de costa lineal y 30.000 kilómetros de archipiélagos y fiordos, es una de las cinco áreas marinas más productivas del planeta. Por eso los grupos económicos, chilenos y transnacionales, tienen un ojo puesto en el mar.
En las casi cuatro décadas que median entre la dictadura militar y el gobierno de Sebastián Piñera, siete familias se han beneficiado monopólicamente de las rentas generada por las valiosas pesquerías chilenas.
El sector evidencia un altísimo grado de concentración económica. Un ejemplo es el Grupo Angelini, conglomerado formado por las empresas Corpesca, South Pacific Korp y Pesquera Iquique-Guanaye, el que controla el 34% de las cuotas de pesca industrial a nivel nacional. En sociedad con la empresa Coloso y su filial Pesquera San José -pertenecientes a las familias Lecaro y Menéndez-, este grupo posee a su vez el 46,6 % de la cuota de jurel, mientras domina el 75 % de la captura de anchoveta en la zona limítrofe con Perú...
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