El extraordinario desarrollo de China pone en peligro el poder establecido y complica seriamente sus relaciones con Estados Unidos. Washington reacciona adoptando medidas que pretenden ser sobre todo preventivas, pero que son percibidas como ofensivas y empujan a Beijing a redoblar la apuesta.
En el transcurso de la última década, el producto interno bruto (PIB) de China aumentó cerca de diez veces más rápido que el de Estados Unidos. Pasó de más de 1.100 billones de dólares en 2000 a 5.880 billones en 2010, mientras que, en el mismo período, el de Estados Unidos pasó de 10.000 billones a 14.600 billones. Por ahora, la economía china sigue estando muy rezagada, pero los expertos pronostican que en unos veinte años podría alcanzar a la de Estados Unidos. Si la tendencia se confirmara, a pesar de cierta lentitud, Beijing podría incluso estar a la par de Washington en menos de una década.
Poco a poco el país adquiere todos los atributos de una superpotencia en ciernes. En 2001 su presupuesto de defensa era de 91.700 millones de dólares, es decir, superior en un 80% al de Japón y en un 200% al de India. De 1 a 20, en 2000, la distancia con Estados Unidos en esta área se redujo hasta alcanzar una razón de 1 a 7. Aunque lejos todavía, China ocupa ahora el décimo puesto mundial en materia de gasto militar y, si Washington continuara con su política actual de restricciones presupuestarias, la diferencia podría reducirse aun más...
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