Ranking de notas: Inclusión, equidad y predictor

Voy a partir este artículo periodístico con una experiencia personal. Hace más de 15 años cuando estaba terminando mi proceso formativo como profesora de historia en la Universidad de Santiago de Chile, participé en la Feria del Postulante, acompañando a una académica de mi Departamento para resolver dudas, inquietudes e incentivar a los postulantes a estudiar Historia. En esa ocasión llegó un joven de un colegio de la comuna de Pudahuel cuyo promedio en la Enseñanza Media era un 7,0, pero cuyo puntaje obtenido en la P.A.A de ese entonces era inferior a 450 puntos. Recuerdo su cara de orgullo cuando nos muestra su puntaje del NEM, sus anhelos y esperanzas depositadas en haber sido, probablemente, el mejor estudiante de su promoción y la espera del reconocimiento a su esfuerzo y dedicación. Sin embargo, también recuerdo la cara de amargura de la profesora de mi Unidad académica a quien acompañaba, quien le dijo que no tenía siquiera derecho a postular a nuestra universidad, porque su puntaje ponderado mínimo entre la PAA de matemáticas y verbal, no superaba los 450 puntos. El joven, nos miró atónito y nos dijo: “¿De qué sirvió haberme esforzado tanto y haber obtenido un 7.0 en mis cuatro años de Enseñanza Media? ¿Nadie premia la dedicación? ¿Usted me está diciendo que ni siquiera tengo derecho a postular? Cómo ¿no le importa a la universidad que yo haya obtenido un 7.0?”. El estudiante se paró cabizbajo del asiento y se fue sin esperar una respuesta. La académica me miró y me dijo muy apesadumbrada: ¡La educación en Chile es un fraude!...