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Los movimientos sociales y la constitución de lo “común”

La necesaria autonomía

El filósofo italiano Antonio Negri reflexiona sobre la decadencia de los movimientos sociales en Italia a partir de una pregunta: ¿por qué no surgió allí un Occupy?

Algunos compañeros estadounidenses y europeos me preguntan: ¿por qué en Italia no hubo Occupy? ¿Por qué la única expresión de la multitud en lucha es actualmente el movimiento de Val di Susa? Con una paradoja evidente: los opositores al Tren de Alta Velocidad (TAV), si bien están fuertemente arraigados, si bien expresan una tonalidad original de lucha de clases en la post-modernidad, no poseen las características de los movimientos Occupy –una capacidad expansiva general de la propuesta social, una potencia destituyente de las viejas jerarquías de la representación– y sobre todo aún no poseen realmente una dinámica amplia de constitución política “común” que abra a cambios políticos radicales…

Ahora bien, la paradoja es también otra. ¿Por qué hacerse esta pregunta justo cuando la dinámica de Occupy parece ya agotada? Más generalmente: cuando las primaveras árabes, en buena medida, han terminado bajo el talón de los militares, en la tragedia de la guerra civil o, dulcis in fundo, han producido regímenes islámicos que parecen anunciar restricciones a la libertad y a las prácticas políticas apenas redescubiertas, restauraciones de lo viejo bajo los oropeles, en algunos casos más tremendos que los de las viejas dictaduras, de lo teológico-político. ¿Por qué hacerse esta pregunta cuando los movimientos europeos fueron sofocados por la hedionda atmósfera de la crisis económica, y los estadounidenses están a punto de ser absorbidos por las maquinarias políticas que ya dominan por completo las épocas electorales?...

Antonio Negri

Filósofo italiano. Autor, junto con Michael Hardt, de Imperio, Paidós, Buenos Aires, 2002. Este texto fue publicado por el autor en la página de internet de UniNOMADE. Traducción: Ariel Pennisi y Adrián Cangi.

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