La cantidad de agua existente en la tierra -en superficie o en sus profundidades-, es inmutable. Aquí no cabe la posibilidad siquiera de que una gota proveniente del espacio se agregue al agua ya existente y tampoco cabe la posibilidad de que una gota del agua de la tierra se evada hacia el espacio exterior.
La cantidad de agua terrestre es siempre la misma. Pensando en esto, reflexioné sobre el caso del Diluvio Universal y descubrí que algunas cosas que de él se afirman no tienen asidero en la realidad.
Como el agua se relaciona con sí misma por medio de un fenómeno que conocemos como vasos comunicantes, el agua que rodeó e inundó al Monte Ararat tenía necesariamente que inundar la tierra entera a la misma altura, esto es, 5.156 metros. Esto significa más de cinco kilómetros de altura. Pero en la Tierra no hay suficiente agua para realizar una operación semejante. El asunto no puede ser circunscrito sólo al Monte Ararat, en cuya cima se supone que fue depositada el Arca de Noé...
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