Tiempos violentos: retóricas de la intransigencia y crisis de la política institucional en Chile

Seguramente estará de acuerdo en que la política ha cambiado en Chile. En pocos años, este país pasó de la categoría de “caso exitoso de transición” a la condición de “caso problemático (o fallido) de democratización”. Este diagnóstico es reiterado en buena parte de las reuniones académicas realizadas en América Latina en el último tiempo y, en mi opinión, no necesariamente por una ocurrencia, capricho o esnobismo de intelectuales.

Fernando Calderón en publicaciones recientes, ha representado a Chile como una sociedad caracterizada por elevados niveles de polarización, considerando el conjunto de países de la Región. No sería la “cantidad”, sino la “intensidad” de los conflictos, entendida como radicalidad ideológica, lo que definiría el patrón de conflictividad chileno. Específicamente, Calderón distingue tres tipos de conflictos para América Latina: 1) institucionales (incluye aspectos vinculados a la gestión), 2) culturales (incluye pueblos originarios y diferentes expresiones de “identidades de resistencia o proyecto”) y 3) por reproducción social. Precisamente, Chile aparece en el análisis de Calderón como un sistema donde la mayor parte de la conflictividad es generada por un cuestionamiento intenso y extendido a las lógicas de reproducción social. En este caso la reproducción social debe ser entendida como el conjunto de mecanismos y procesos que perpetúan la vigencia del mercado y el repertorio ideológico neoliberal...