Abril de 2013. En ocasión de una conferencia sobre la energía organizada en Doha, Qatar, uno de los participantes, un oficial qatarí, empieza y luego termina su intervención en inglés –la lingua franca en el Golfo- homenajeando la “preclara visión” de su emir. En la sala, los periodistas y universitarios presentes intercambian guiños y sonrisas cómplices. Acostumbrados a ese tipo de manifestaciones, algunos incluso apostaron a cuántas veces sería pronunciada la expresión the vision. Hay que decir que pasó a ser omnipresente en todas las monarquías petroleras o de gas del Golfo Arábigo-Pérsico. Ya sea en un coloquio, un documento oficial o en un simple folleto turístico, se tiene que celebrar la “víshion” –pronunciar con acento bien inglés- de su alteza real, o más bien, forzando algo el trazo, de su “Altísima en lo más alto del cielo”.
Más allá de la ineludible obsequiosidad que testimonia, semejante propósito resume la imagen que los monarcas y su corte intentan proyectar hacia el exterior. Así, hay que saber que un día el rey, emir o sultán ha tenido una visión, personal –¡ni qué decir!- en cuanto a la manera de desarrollar su país. A strategic vision, una visión estratégica, por supuesto, y no un capricho de nuevo rico...
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