“Hace treinta años, en Francia, había un parlante por cada individuo: su radiocassette. Si hoy contáramos el número de parlantes que tiene a disposición cada persona, encontraríamos decenas. Estamos ante una proliferación y diversificación, donde el parlante toma otras apariencias: no sólo se trata de los bafles situados a cada lado del equipo de audio, son objetos integrados a la vida cotidiana: cascos, timbres, pequeños sistemas de voz, teléfonos celulares.” En tiempos de ciudades inteligentes y de realidad aumentada, la tendencia que menciona el diseñador de sonido Roland Cahen no da señales de decaer: la tecnología trabaja para dotar de lenguaje, música, alertas o decoraciones auditivas a múltiples materiales hasta hoy mudos o simplemente ruidosos.
La ciudad es uno de estos materiales. Es objeto de un modelado acústico, sin demasiado acuerdo por el momento por parte de instituciones, industrias, publicistas, asociaciones o laboratorios. Lentamente, se va desarrollando una cartografía sonora, que instala nuevos usos y fronteras invisibles en los espacios públicos. Se trata tanto de atraer como de rechazar, tanto de informar como de vender. Empresas privadas o servicios públicos trabajan para halagar los oídos de los clientes, y a veces también para exasperar los de los indeseables o los usuarios...
Texto completo en la edición impresa del mes de septiembre 2013
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl