Contra la corriente pero con la historia

Somos quienes nos educamos respirando lacrimógenas, pintando lienzos hasta las tantas de la madrugada, diseñando panfletos en paint porque no sabíamos de otra forma, durmiendo en los fríos suelos de las tomas, poniendo las sillas en las rejas, comiendo fideos al desayuno, al almuerzo y a la once, organizando tocatas para la autogestión y subiéndonos en la micro para contarle a los pasajeros lo mal que está la educación. Nos educamos en una traición.

En el año 2006 se respiraba revolución; pingüinos en las calles, tomas indefinidas y jarrazos de agua. Era el año, nuestro año. La revolución pingüina se tiñó de mesas de trabajos y reformas en vano. Toda la movilización de ese año se evaporó como lo haría el jarrazo del 2008. Las suelas gastadas, las manos manchadas, las avenidas marchadas, la garganta explotada. Mil gritos no bastaron para que nuestros sueños fueran escuchados, para que nuestras demandas fueran resueltas y la educación volviera a nuestras manos.

Tuvimos que gritar más fuerte, un 2011 que revolucionó las conciencias del pueblo chileno remeció a todos quienes se encontraban dormidos. Éramos nosotros nuevamente, para la gente estábamos de vuelta. Fuimos un ensordecedor ruido en el oído de quienes se adueñaron y lucraron con nuestros derechos. Autoridades jugando al sordomudo, bonos y créditos como anestésico social mantienen endeudados a cientos de miles, a otros los mantienen durmiendo y nosotros seguimos marchando...