En el marco de un escenario político y económico complejo, el principal desafío del proceso bolivariano radica hoy en la recomposición del proyecto sin su líder.
A lo largo de los primeros meses de este año, el poder venezolano tuvo una única prioridad: mostrar unidad frente a la oposición y a los intentos de desestabilización apoyados por Washington. Pero desde hace algunas semanas el mundo político vive al ritmo de la publicación de cartas abiertas de ex altos funcionarios chavistas poco preocupados por salpicar con sus críticas al actual presidente, Nicolás Maduro.
No es la primera vez que el movimiento chavista experimenta controversias públicas: su historia está cruzada por rupturas, divisiones y recomposiciones. Pueden recordarse, por ejemplo, las disidencias del Movimiento al Socialismo (2002), de una fracción de Patria Para Todos (2010) o del dirigente William Ojeda (2005). En muchos casos –signo de las fluctuaciones características del chavismo–, los rebeldes terminaron volviendo al seno de la coalición gobernante. Sin embargo, esta vez surge un hecho nuevo: el ex presidente Hugo Chávez, fallecido en marzo de 2013, ya no está para mediar y repensar las alianzas estratégicas...
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