A partir de la explosión de distintos movimientos sociales en las últimas décadas, de los notorios síntomas de malestar y descontento que recorren transversalmente a la sociedad chilena y la cada vez más profunda brecha que existe entre la política y la sociedad, es necesario que las organizaciones de izquierda generemos una reflexión sobre la situación actual de nuestro sector y los desafíos que tenemos por delante.
Mirar hacia el futuro sólo es posible si nos hacemos cargo de nuestra historia. En ese ejercicio, en primer lugar, es importante asumir la derrota que sufrieron las distintas corrientes de izquierda del Siglo XX, considerando que esta es tanto táctica como estratégica. Ejemplo de esto fueron los socialismos reales, en donde el objetivo de alcanzar una sociedad sin clases terminó siendo más bien el reemplazo de una clase dominante por otra. En un segundo lugar, la crisis también es de carácter ideológico. El neoliberalismo fue impuesto a sangre y a fuego en la dictadura, pero fue profundizado y perfeccionado en nombre de la democracia y el socialismo en los gobiernos de la concertación.
Repensar la izquierda para un nuevo Chile requiere asumir la crisis política e ideológica de la izquierda del Siglo XX, lo que implica superar la nostalgia de lo que fuimos o pudimos ser, como primer paso para reflexionar sobre lo que somos y debemos ser. No se trata de borrar años de historia, organización y lucha de nuestros antecesores, sino más bien apropiarnos críticamente de su experiencia para intervenir en un Chile y un capitalismo que son muy distintos de lo que existía hace cuarenta años...
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