Con la creación de un banco de inversión que busca rivalizar con las instituciones financieras internacionales, China da una nueva muestra de sus ambiciones.
Contrariamente a lo que muchos piensan, China se halla aún lejos de representar un auténtico rival para Washington. En 2015, Estados Unidos sigue ejerciendo una indiscutible dominación hegemónica sobre el planeta. Tanto en el campo militar (fundamental) como en varios otros sectores determinantes: en particular, el tecnológico (internet) y el soft power (cultura de masas). Esto no significa que China no haya realizado prodigiosos avances en los últimos treinta años. Nunca en la historia un país creció tanto en tan poco tiempo.
Sin embargo, el “Imperio del medio” sigue siendo un Estado “emergente”, con gigantescas bolsas de pobreza en diversas zonas del interior, y con un Producto Interior Bruto por habitante (PIB/per cápita, 2013) de apenas 6.800 dólares, semejante al de, por ejemplo, Namibia, República Dominicana o Perú; muy inferior al de, por ejemplo, España (30.000 dólares), Francia (42.000) o Estados Unidos (53.000). Pero su masa demográfica es tan enorme (casi 1.500 millones de habitantes) que su peso económico global está alcanzando niveles inauditos. De hecho, desde diciembre de 2014, en términos de poder adquisitivo global de su población, China es ya la primera potencia económica del planeta. Su economía representa el 16,5% de la economía mundial, frente al 16,3% de Estados Unidos, que ocupaba ese puesto de “primera potencia económica” desde 1872...
Texto completo en la edición impresa del mes de junio 2015
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl