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Empleados con síndrome de Estocolmo

En Disneyland París...

Se han conocido las prácticas de evasión impositiva en Disney. Esta información, incómoda, es ocultada en el parque de diversiones de Marne-la-Vallée, donde prospera la visión de una empresa consensuada, reunida en torno a valores comunes.

En el jardín de esta casa de Marne-la-Vallée, una decena de personas atareadas preparan el primer asado primaveral del año. “Casi todos los vecinos del barrio trabajan en Disney. Sobre todo, los directivos”, señala Olivier. Actualmente chofer de reparto, este ex empleado de Disneyland Paris comparte el lugar, exiguo, con tres compañeros: el precio de los alquileres en la nueva ciudad impide a estos jóvenes empleados de servicios soportar solos el alquiler de un monoambiente. Mientras circulan las cervezas, Raphaël enciende un cigarrillo. Este padre de familia fue contratado en Disneyland desde la inauguración del parque de diversiones, en 1992. “Somos quince mil cast members [“miembros del elenco”] (2); hay quinientas actividades. Es una ciudad dentro de la ciudad. Yo hago varios trabajos: paisajismo, limpieza, seguridad... Esta variedad de empleos es genial, una verdadera riqueza. ¿Qué otra empresa podría ofrecer algo así?”.

Cuando llegó a la multinacional estadounidense, con su enseñanza media terminada, Raphaël tenía 20 años. “Éramos una familia, miles de jóvenes contratados provenientes de toda Europa y del mundo entero. Los fines de semana, en el campo que está justo aquí al lado, hacíamos fiestas tecno increíbles. El domingo a la mañana, solían desembarcar los escuadrones de la Policía Nacional con sus perros... ¡Tomábamos drogas en cantidad!”. Sus ojos se iluminan: “Lo que generaba situaciones extrañas...

Artículo completo: 278 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de agosto 2015
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Pierre Souchon

Periodista.

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