En nuestro mundo sometido a una nueva barbarie, la de la plutocracia, hay que interrogar a nuestros poetas para recuperar la memoria y la utopía, todo al mismo tiempo.
Son ellos los que velan sobre nuestra humanidad.
Mi “bella y extraña patria”, que depositó una tierra tan fértil sobre mis raíces, me enseñó que la poesía alimenta desde siempre el canto.
Y ese canto puede convertirse en grito.
Es el azar el que nos hizo nacer en un país en vez de en otro...
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