La corriente dominante en la investigación económica presupone una neutralidad en los conflictos sociales, la negación de otras posibles configuraciones sociales que permite el método histórico, la búsqueda del conocimiento mediante observaciones parciales de datos, negando además de los métodos históricos, los sociológicos y psicológicos, utilizando métodos extraídos de las ciencias naturales, para explicar y predecir comportamientos humanos.
Esta corriente basada en metodologías cuantitativas y el reduccionismo, en la creencia de que cualquier problema puede reducirse a un subconjunto de sí mismo, sin considerar la complejidad de los fenómenos sociales y suponer la organización como un conjunto de individuos, sin considerar la relación que existe entre ellos, es lo que en definitiva ha terminado por imponer la aplicación de determinadas teorías económicas, que pretenden cambiar la realidad para adaptarla a las teorías impuestas.
En oposición a la corriente principal (mainstream) se han desarrollado diferentes perspectivas sociales, como la interpretativa y las críticas, las cuales consideran el entorno social, incorporando aspectos como el organizacional, económico, político, histórico, etc...
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