En la búsqueda de alternativas transformadoras

Un proyecto hidroeléctrico de enormes capitales interviene el cauce de los ríos y el entorno natural provoca un desastre en Santiago luego de intensas lluvias. Las mineras del norte contaminan las aguas y empujan a la pobreza a pequeños agricultores. Las forestales en el sur arrasan con los bosques nativos, desplazan población de pueblos originarios, los condena a la miseria y destruyen su cultura. Cadenas farmacéuticas se hacen cómplices en la manipulación de precios, lo que repiten los criadores de pollos y otros productores. Grandes empresas compran a políticos, financian ilegalmente a candidatos y campañas partidistas, defraudan al Fisco al eludir impuestos y, de paso degradan la actividad política y producen un severo daño a la democracia. Los más voraces sacan sus fortunas a paraísos fiscales.

Es el Chile neoliberal que va quedando al desnudo. Parte importante de eso es herencia de la dictadura cívico militar, pero otra parte, no menos importante, es su consolidación por los gobiernos civiles en 26 años. Las administraciones de la transición nunca se platearon desmontar al andamiaje neoliberal, el modelo solo sufrió “correcciones”, fueron limadas algunas de sus aristas más brutales con políticas públicas focalizadas que, de paso y como efecto secundario, destruyeron las bases de las organizaciones sociales. Los derechos sociales se transformaron en mercancías...