La reciente catástrofe socioambiental ocurrida en la Región de Los Lagos, específicamente en la provincia de Chiloé, es un buen ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. La intensidad del florecimiento algal nocivo, conocido como marea roja, es solo un síntoma que evidencia un conjunto de problemas mucho más complejos. Estos hechos emanan de malas políticas públicas desarrolladas e implementadas por las autoridades de turno durante años. Hoy resulta evidente que las cosas se han hecho mal y que los impactos van más allá de los efectos del fenómeno de El Niño, y que de lo ocurrido no puede culparse solo al cambio climático.
Para entender un poco más lo que pasa en Chiloé y la distancia que existe entre esta situación y el desarrollo sustentable, es necesario conocer de qué se trata la sustentabilidad. El concepto de desarrollo sustentable, fue acuñado por la Comisión Brutland en su informe Nuestro Futuro Común de 1987; este señala: “El desarrollo sustentable es un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades”. Es decir se trata de un concepto funcional al desarrollo de las sociedades y economías humanas, que se preocupa de garantizar que exista una adecuada disponibilidad de “recursos”, para satisfacer las necesidades de generaciones presentes y futuras...
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