El Reino Unido y la Unión Europea encontrarán un acuerdo institucional para organizar la salida de la UE que los británicos decidieron el 23 de junio, pero el resultado de la consulta sobre el “Brexit” requiere que los líderes europeos se replanteen el proyecto común que se redujo al “gran mercado”, en particular bajo la presión de Gran Bretaña, que modeló a la UE según la matriz del neoliberalismo y de la desregulación financiera que adoptó, con fervor, desde los tiempos de Margaret Thatcher.
“Todo el gran mercado y nada más que el gran mercado”
Aun cuando no se reduzcan a ello, los debates políticos suelen presentarse como batallas de números. La campaña del referéndum del 23 de junio sobre la permanencia (remain) del Reino Unido en la Unión Europea o su abandono (leave), que aprobó por 51.9% contra 48.1% retirarse de la UE, lo demostró una vez más. Cada sector había movilizado a especialistas, lobbistas e instituciones de todo tipo para producir montones de estudios prospectivos –evidentemente contradictorios– sobre las ventajas o los peligros, en particular económicos y financieros, del “Brexit” para el reino. Contrariamente, el ciudadano británico fue poco o nada informado sobre la manera en que su país diseñó las prácticas y las políticas comunitarias de la Unión. Aquellos que, tanto en Bruselas como en la mayoría de las capitales europeas, se alegran de esta influencia evitan gritarlo a los cuatro vientos. Aquellos que la aceptan con dificultad, especialmente en Francia, no quieren mostrar públicamente su incapacidad para contenerla...
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