En el siglo XVI cinco poblaciones indígenas habitaban los territorios australes de América del Sur, hoy el pueblo Kawésqar y Yagán, aún resisten desde esos territorios en Chile. Navegantes, colonos, estancieros, misioneros, funcionarios públicos y otros exponentes de la llamada civilización europea y chilena han contribuido a esta situación ejerciendo violencia física y simbólica sobre ellos, siendo el Estado chileno parte de ella desde su conformación, al punto de permitir su persecución y exterminio.
En la actualidad se expresa una paradoja entre la invisibilización y el reconocimiento de la sociedad y el Estado hacia estos pueblos. Se ha establecido una forma de relacionamiento que apunta a su transformación en sujetos asimilables e integrados a la sociedad dominante. Y, al mismo tiempo, se ha promovido su reconocimiento por medio de cuerpos legales (Ley indígena 19.253, Convenio 169 de la OIT, Ministerio de Asuntos Indígenas, aún en trámite), y por la aplicación de políticas públicas poco pertinentes culturalmente, que en términos políticos y económicos han arrasado con sus territorios y derechos. Esta relación no ha estado exenta de la propia reacción de los pueblos indígenas Yagán y Kawésqar, quienes se mantienen activos defendiendo su cultura, denunciando la situación que enfrentan, y generando acciones para proyectar su existencia como pueblos...
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