A inicios de 1999, luego de un verano en que las movilizaciones mapuche se acrecentaron hasta fines del mismo, llegando algunos a llamarlo como “Nuestro pequeño Chiapas”, el movimiento mapuche avanzaba aceleradamente a configurarse en lo que sería sus organizaciones representativas y el repertorio de acción colectiva.
Desde 1999, luego de reflexionar a partir de la quema de unos camiones de Lumaco efectuada por un grupo de comuneros a fines de 1997, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), una organización recién aparecida en el escenario político de aquellos años, comenzó a utilizar la violencia como un instrumento político para revertir la desposesión material del pueblo mapuche. Este hecho inédito hasta ese momento, configuró un nuevo escenario político para el Estado y el pueblo mapuche, además de suscribir a la CAM dentro del escenario de las organizaciones indígenas rupturistas a nivel continental, como fueron las experiencias del Tupac Katari en Bolivia y el EZLN en México. Este método de acción política, pronto fue replicado por un conjunto de comunidades de manera autónoma, como método de autodefensa frente a los allanamientos de las policías de un Estado que se ha negado en reconocer los derechos fundamentales que, como ciudadanía indígena portamos.
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