Es bastante probable que el próximo 14 de abril, cuando vence el plazo para la legalización de las colectividades políticas existentes y las nuevas formaciones, con un mínimo de 18 mil 250 militantes, la mayoría de los partidos tradicionales cumplan la meta y puedan inscribir sus candidatos a parlamentarios y las presidenciales para las elecciones de fin de año. No sucederá lo mismo con las organizaciones emergentes -en su mayoría de izquierda- y los partidos pequeños de los grandes bloques binominales. A raíz de los casos de corrupción y el financiamiento ilegal de campañas, partidos e incluso de dirigentes, una nueva ley aprobada en 2016 ha obligado a la reinscripción de los militantes de los partidos, para hacer transparente las nuevas formas de financiamiento de la actividad política, principalmente con los dineros que aportará el Estado. El proceso que buscaba hacer más prístino el padrón de los partidos, terminó siendo un nuevo golpe a la democracia y agregó nuevas razones para distanciar a la ciudadanía de la actividad política tradicional.
Texto completo en la edición impresa del mes de marzo 2017
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl