Guerra informativa

En diciembre de 2015, RT (ex Russia Today), baluarte del audiovisual público exterior ruso, produjo un corto para conmemorar sus diez años de existencia. Allí, Margarita Simonian, la redactora en jefe de la cadena de información continua, pasa revista a su personal en la sede de la calle Borovaya en Moscú, ataviada con un uniforme soviético; Liuba, la encargada de la limpieza, “recibe sus órdenes directamente del Kremlin”; en un estudio completamente empapelado de verde, una “enviada especial” lee un teleprompter en árabe mientras que actores disfrazados de combatientes sirios disparan con balas de fogueo; finalmente, los conductores extranjeros se pudren en una cárcel húmeda mientras que el británico Kevin Owen, empleado del canal, está esposado a su plató…

RT eligió reírse de sí misma para responder a sus muchos detractores, que la consideran un instrumento de propaganda del Kremlin. Tras una década de esfuerzos para compensar el retraso ruso en materia de “diplomacia pública”, para este aniversario, Vladimir Putin recordó los objetivos –clásicos en definitiva– de este canal transnacional: “Es primordial que nuestra voz y la de ustedes lleguen […] no sólo a los políticos, sino también, y sobre todo, a los simples ciudadanos de todo el mundo”, declaró el presidente...