El talón de Aquiles de la energía nuclear francesa

Durante el próximo quinquenio, 53 de los 58 reactores del parque atómico francés superarán los 40 años de funcionamiento. ¿Habrá que prolongar esta utilización más allá de la duración de diseño, reemplazar esas centrales por una nueva generación, llamada “EPR”, o salir progresivamente de lo nuclear? El gran desafío del nuevo ministro de la Transición Ecológica, Nicolas Hulot, es avanzar en la diversificación energética, priorizando las energías limpias y renovables, aunque pertenezca a un gobierno más bien partidario de la energía nuclear, con un Primer Ministro, Édouard Philippe, que fue lobbista del conglomerado de energía nuclear Areva entre 2007 y 2010.

Este bloque de acero que mide 23,2 centímetros de ancho y 72 metros de diámetro desempeña un papel crucial en el confinamiento de las centrales electronucleares. La cuba del reactor resguarda la fisión controlada del uranio en agua a alta presión. Una fisura o una rotura brutal de la cobertura del fondo provocarían un accidente de importancia difícilmente controlable. El aumento de presión en el recinto de confinamiento de hormigón sería demasiado rápido como para ser contenido. La explosión de este último generaría emisiones de radioactividad en la atmósfera con daños incalculables.

“Hay que excluir la rotura”, recalca el presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) Pierre-Franck Chevet ante la Oficina parlamentaria sobre decisiones científicas y tecnológicas. El 25 de junio de 2015, los representantes quedaron pasmados por el descubrimiento de fallas de fabricación en la cuba ya instalada en el reactor EPR de “tercera generación”, que se está construyendo en Flamanville (Departamento de la Mancha)...