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La apuesta por un proceso de integración económica y política

La esperanza viva de la unidad árabe

En un tiempo y espacio signados por una fragmentación y conflictividad sin precedentes, ¿es aún posible concebir la unidad árabe? Surgido en su forma moderna a comienzos del siglo XX, el ideal de una única nación puede parecer más quimérico que nunca. Sin embargo, sigue alimentando numerosos esfuerzos para fortalecer la cooperación entre los Estados de la región. Y aunque el antiguo sueño del panarabismo haya desaparecido, alcanzar una mejor integración económica y política sigue siendo un objetivo primordial para los pueblos de la región, ya sean árabes o no.

En efecto, la mayoría de los países sólo podrán superar su debilidad estructural reforzando sus lazos de vecindad. Las diferencias entre unos y otros son enormes. En el plano demográfico, una nación como Egipto, con sus cerca de cien millones de habitantes, está muy lejos de un pequeño reino como Bahrein, que tiene una población cien veces menor. Algunos Estados (Arabia Saudita, Argelia, etc.) rebosan de hidrocarburos, mientras que otros (Túnez, Jordania, etc.) poseen muy pocos recursos naturales. En unos, escasean las escuelas y la voluntad política para alfabetizar a la población; en otros, lidian con una masa de ciudadanos instruidos que no encuentran trabajo. Unos tienen un sistema agrícola que permite exportar alimentos a todo el mundo, mientras que otros aún dependen de las importaciones para sobrevivir...

Artículo completo: 243 palabras.

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Hicham Alaoui

Investigador en la Universidad de Harvard (Estados Unidos), autor de Diario de un príncipe desterrado, Península, Barcelona, 2014.

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