Las raíces de la crisis en Cataluña

Para comprender la escalada del conflicto en torno a la independencia de Cataluña es necesario mirar más allá de la actualidad inmediata y remontarse al proceso de transición a la democracia de España, cuya Constitución, obsoleta, no ha acompañado la modernización económica y social del país.

Vistas desde Europa, las posiciones de las partes enfrentadas en la cuestión catalana pueden parecer extrañas, hasta erráticas. Sin embargo, obedecen a dos estrategias que se perciben mejor si se abandona el sistema interpretativo “separatismo contra Estado centralista”. No porque sea erróneo –cada cual lo reivindica–, sino porque oculta otro problema, más profundo: la Constitución española no evolucionó desde la muerte del dictador Francisco Franco (1892-1975), perdiendo poco a poco el contacto con la realidad de la sociedad que debía estructurar. La lectura separatista no explica por qué el presidente del gobierno español incendia Cataluña el 1º de octubre y luego llama a celebrar allí elecciones, ni por qué su par catalán declara una independencia sin ningún efecto real y que disgusta tanto a sus partidarios como a sus adversarios. La respuesta es que la crisis catalana constituye una forma de territorialización de conflictos nacidos en otra parte...