En contra del consenso internacional sobre el Estatuto de Jerusalén, Ciudad Santa para judíos, cristianos y musulmanes, el presidente de EE.UU. condujo a su país al aislamiento. Una gran mayoría de la Asamblea General de la ONU denunció una decisión que obstaculiza la paz en la región.
El 24 de octubre de 1995, el Congreso estadounidense aprobó por amplia mayoría un texto en el que se decidía el traslado de la Embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, a más tardar el 31 de mayo de 1999. Aunque dicho traslado figuraba entre sus promesas electorales durante la campaña de 1992, el presidente William Clinton se negó a firmar la “Jerusalem Embassy Act”, a pesar de su entrada en vigor el 8 de noviembre de 1995. Sus sucesores George W. Bush y Barack Obama hicieron lo mismo, considerando también que Estados Unidos debía esperar la resolución del conflicto palestino-israelí y atenerse al consenso internacional sobre el Estatuto de Jerusalén.
Para evitar ratificar esta ley, los presidentes estadounidenses firmaban cada semestre su suspensión provisoria, tal como lo hizo Donald Trump en junio de 2017...
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