Paraguay, el país del oro azul

Enclavado entre los gigantes argentino y brasileño, Paraguay no ocupa una posición estratégica en el tablero sudamericano. Y sin embargo cuenta con un recurso precioso: el agua. Durante mucho tiempo codiciado por sus vecinos por sus vías navegables, el país cuenta con un potencial hídrico subterráneo colosal, pero amenazado por la sobreexplotación y por la polución.

En el jardín, la cañería pierde. Con mano inquieta, Odina Moreo la hace girar; después de una sacudida, todavía siguen saliendo algunas gotas titubeantes. “Nunca logro cerrarla, qué derroche. De todas maneras, sólo la usamos para lavar los platos y la ropa, y para pasar el trapo”, suspira la joven mujer, con transpiración en la frente. Nos encontramos en uno de los cuatrocientos asentamientos (barrios populares) de la capital, Asunción. En el departamento central, la explosión demográfica, el éxodo rural y una red pública desfalleciente le abrieron el camino al floreciente mercado del agua. Alojados en las mismas condiciones que los de los centros urbanos que se encuentran alrededor, los habitantes de esta villa −constituida de viviendas informales, pero construidas para algunos hace más de treinta años− son aprovisionados por una aguatera, una empresa privada especializada en la distribución de agua...