Nunca antes tuvimos más tecnología médica para prevenir y tratar enfermedades como hoy, pero ¿tenemos más salud? Por medio de diversos exámenes, la medicina contemporánea puede identificar tempranamente una serie de factores de riesgos y predisposiciones a enfermar. A nivel estadístico-poblacional, la medicina preventiva permite no solo mejorar la calidad de vida de las personas, sino que puede incluso salvar vidas. La vacunación de recién nacidos, por ejemplo, constituye una práctica de prevención primaria (en Chile desde 1887) que, sumado a otras medidas de salud pública, han reducido significativamente la mortalidad infantil.
Sin embargo, la medicina también promueve prácticas de prevención secundaria, en las que personas sanas se someten al rastreo médico de posibles enfermedades, riesgos o predisposiciones a enfermar. Ejemplo de exámenes preventivos hay muchos: un Papanicolaou, una mamografía o la medición de la presión arterial. Este tipo de prácticas preventivas, sumado a la promoción de estilos de vida saludables, se han vuelto parte de nuestras vidas, y parecen gozar del respaldo de la comunidad médica. Empero, ella puede ser problemática. ¿Por qué?...
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