Etiopía y Eritrea iniciaron un acercamiento en el verano de 2018 que propició la firma de un acuerdo de paz el 16 de septiembre. Desde el final de la Guerra de Independencia de Eritrea en 2000, ambas dictaduras han vivido en una precaria paz armada. La estabilidad de todo el Cuerno de África depende de que su reconciliación perdure.
Una revolución pacífica transforma las relaciones entre Etiopía y Eritrea. Desde la guerra de 1998-2000, los dos países han cohabitado, no sin algunas escaramuzas, como la intervención militar de Addis Abeba en Somalia en 2006 contra los aliados de Asmara. En ambas capitales predominaba un autoritarismo que, a menudo, amenazaba con un nuevo conflicto contra el vecino.
Etiopía abrió el camino para el cambio el 6 de abril de 2018, con la asunción de Abiy Ahmed, un completo desconocido, al cargo de primer ministro. Es un alto dirigente de la Information Network Security Agency –el sistema nacional de control de internet y de telefonía–, y de la etnia Oromo, muchos de cuyos miembros afirman ser secesionistas. Para detener el deterioro del régimen surgido del Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRPE), de inmediato lanzó una ola de reformas: liberación de los presos políticos, apertura de los medios de comunicación y reconocimiento de la oposición...
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