APEC es el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico creado en 1989 como un foro de carácter intergubernamental. Una de sus peculiaridades es su informalidad, eso quiere decir que no es un proceso de integración establecido, sino simplemente un foro de cooperación y diálogo.
El foro APEC está compuesto actualmente por 21 países, de ambos lados del Océano. Del lado asiático participan Rusia, China, Japón, Filipinas, Papua Nueva Guinea, Brunei, Hong Kong, Singapur, Indonesia, Tailandia, Malasia, Taipei, Vietnam y Corea del Sur. De Oceanía, Australia y Nueva Zelanda. Del lado de las Américas, Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú y México.
Este año la APEC debía reunirse en Chile. La cumbre de presidentes estaba programada para los días 16 y 17 de noviembre en Santiago, pero Sebastián Piñera la anuló, al igual que la COP25. Eso quiere decir que esos días ya no llegarán al país mandatarios como Donald Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, Justin Trudeau, Shinzo Abe, entre otros. En el actual contexto de guerra comercial, especialmente ente EEUU y China, esta cumbre hubiese tenido un carácter importante ya que puede ser un momento donde estos presidentes aprovechen para sellar acuerdos, que no necesariamente van en beneficio de los pueblos, los trabajadores y el medio ambiente.
Aun si es un foro de diálogo, la Cumbre de APEC es importante porque establece una hoja de ruta que los países acuerdan en el camino de una mayor liberalización y apertura económica. Lo que se acuerda en la APEC se traduce luego en nuevas leyes y regulaciones que blindan la privatización de áreas de la vida social, como las AFP, y que hacen cada vez más dificil torcer las políticas que sólo benefician al sector privado, especialmente a exportadores y empresarios del extractivismo (como la minería), así como a inversores extranjeros. En cambio, estas políticas tienden a restringir los derechos humanos y la protección del medio ambiente.
¿Cómo impacta a Chile?
Los temas planteados por el gobierno de Chile para la Cumbre de este año no son novedosos, sino que son parte de una agenda que se está siguiendo a nivel global entre las grandes corporaciones y muchos gobiernos que empujan dicha agenda. Mismo si se presenta como una agenda que trata temas relevantes para la economía global hoy, el abordaje que se da a estos temas está viciado de intereses empresarios.
El tema de la sociedad digital tiene un impacto gigante sobre las vidas de todas las personas en un contexto de un “capitalismo de datos”. Recientemente, Chile junto con Canadá y Singapur lanzaron una Carta Digital que va de la mano con las necesidades de las empresas del sector: se otorga total libertad para la circulación de datos mientras que los Estados quedan restringidos para imponer condiciones a la apropiación de los datos y a, por ejemplo, imponer impuestos a un sector que va en crecimiento. Esto muestra que la sociedad digital no tendrá impactos positivos para todos/as por igual, sino que las corporaciones se garantizan la libertad para acumular mientras se apropian de nuestros datos y los usan para fines de lucro e incluso de control sobre la sociedad en su conjunto.
La Integración 4.0 significa, en pocas palabras, más libre comercio y facilitación para que las empresas hagan sus negocios, mientras los pueblos sufren el recorte de sus derechos. Para avanzar en la “integración”, se impulsan proyectos de infraestructura que tendrán un impacto negativo sobre las comunidades y el medio ambiente de todo el mundo. Su objetivo no es el bienestar de los pueblos mediante la construcción de infraestructura necesaria para la vida cotidiana de las personas (como hospitales, escuelas, ferrocarriles para transporte de personas, etc.), sino proyectos para la rápida salida de los productos de cada uno de los países, lo cual en los países latinoamericanos implicará la profundización de las políticas extractivistas ya existentes.
La inclusión del tema “Mujeres” en la Cumbre APEC es solamente para mostrarse “modernos” en los debates, pero no en los abordajes. Las políticas que impulsa la APEC están lejos de dar respuestas reales a las desigualdades de género. Mientras el poder corporativo avanza y reafirma una división sexual, racial y colonial del trabajo, reproduce estereotipos de género y un orden vigente binario heterosexual, la APEC sólo ofrece propuestas superficiales para los efectos que sus propias políticas producen y se apropia del lenguaje y discursos feministas. Los países miembros de la APEC terminan viendo las políticas de género desligadas de todas la baterías de políticas que (…)
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