“(…) Nosotros, el pueblo, es antes que nada un acto del habla autodesignante y autoconstituyente” (Judith Butler, 2014:44)
“(…) cuando aquellos que se enfrentan a una perspectiva acelerada de precariedad salen a la calle y comienzan a protestar diciendo “nosotros el pueblo” están afirmando que ellos, aquellos que están allí y hablan, se identifican como “el pueblo”. Están trabajando en contra del olvido”. (op. Cit.:52).
Luego de un mes de multitudinaria presencia de gente en calles, plazas, carreteras, ciudades grandes y pequeñas, en Chile se restituyó esa palabra olvidada: “pueblo”. Quienes abrieron la puerta a la reaparición de esta palabra negada fueron los estudiantes invitando a las evasiones en el metro. Luego se fueron constituyendo comunidades de voces en una enorme dispersión social y territorial de manifestaciones callejeras, asambleas y cabildos afirmando un proceso político que se manifiesta como una verdadera “rebelión del coro” (Nun, 1989) a lo largo de nuestra geografía. Entre toda esa enormidad de voces surgen como grandes latidos de un pueblo atropellado en esta rebelión de la calle, la exigencia de dignidad, respeto, freno al maltrato y al abuso para instalar como meta la Asamblea Constituyente. En ese contexto hemos querido recoger voces de jóvenes estudiantes.
Asamblea de Niños y Niñas
Villa Bicentenario de Melipilla
Amanda Castellanos
10 años. Programa Abriendo Caminos
“Me gustó participar de un Cabildo para niños, nunca había ido a una asamblea y haber firmado un petitorio con mi mano. De todo lo que está pasando el tema que me parece más importante es que no maltraten a las personas que están marchando porque están manifestando lo que piensan y sienten, además me parece bien que nos tomen en cuenta a los niños que también tenemos opinión y que es más importante y bueno si nos reunimos con otros niños a decir lo que pensamos y creemos”
Jornada Territorial
Parque Bustamante
María Orellana Bravo
20 años
Estudiante de Danza, UAHC
“Este 12 de noviembre las calles reafirmaron nuestra convicción que no descansaremos hasta recuperar todo lo que es nuestro y fueron miles de trabajadores, estudiantes, pobladores, familias enteras que salimos a las calles. Con mis hermosos vecinos y vecinas, que he conocido en estas últimas semanas, organizamos para esa tarde una jornada territorial en nuestra esquina donde nos juntamos a cacerolear todos los días (y de pasada nos preguntamos cómo estamos y nos seguimos conociendo): Armamos quemadores, fritanga, mesas, sillas, termos, juguito, azúcar, té, café, salsitas para sazonar y cualquiera colaboración regalona de la vecindad. Pintamos un muro negro para pegar los rostros de nuestros muertos, velitas para conmemorarlos.
Sopaipillas con pebre para quien pasa. Sobre todo para los hambrientos que bajaban para la zona sur desde la Alameda.
Y un micrófono abierto donde nos regalaron poesías, temas propios, temas para corear, temas para mochear y mis sobrinos hasta contaron unos chistes. La jornada terminaba y mi corazón estaba hinchado de gratitud por sentir la comunidad linda que vamos forjando. Estábamos desarmando, quedábamos como 20 personas ordenando el espacio (que es la vereda apropiada) cuando sentí un impacto muy fuerte en mi rostro, muy cerca de mi ojo derecho. Otro vecino también fue impactado. Me toqué y chorreaba sangre, mis manos, mi rostro mi polera. No entendía de dónde llegó el disparo, no alcancé a ver pacos cerca. Exploté en llanto, pero no de dolor, sino de rabia, de impotencia y de pena. Les violentaba vernos juntos en un espacio público compartiendo sopaipillas, sonrisas, miradas, historias. Les violentaba vernos (…)
Texto completo en la edición impresa del mes de diciembre 2019
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl