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El rol universitario en la construcción de un nuevo pacto social

La Universidad Pública del Estado

Las demandas estructurales que están en el origen de las grandes movilizaciones ciudadanas iniciadas en octubre de 2019, mostraron de manera transversal y explosiva, la rabia y malestar que la sociedad chilena acumulaba por décadas. Es un hecho de la causa que el origen se explica por el modelo social, cultural y económico construido en dictadura y avalado por los siguientes 30 años de sucesivos gobiernos de transición. Pese a las declaraciones y acciones universitarias, estas instituciones no han sido capaces de enfrentar la desigualdad, promover la cohesión social y asegurar de manera equitativa el progreso, la comodidad y las oportunidades para vivir con tranquilidad la juventud, adultez y vejez. Por el contrario, la mayoría de los chilenos y chilenas viven con temor y ansiedad el futuro. En su defensa, sabemos también que las políticas neoliberales han delimitado y disminuido sustancialmente el efecto y el vínculo universitario con la sociedad.

Pese a todo, en la coyuntura actual, el sistema universitario cuenta con los mecanismos para propiciar un diálogo para la transformación y para denunciar y terminar con el uso de la violencia y la represión, monopolizada principalmente por los aparados del Estado. Para construir un nuevo Pacto Social se requiere de instituciones universitarias y necesariamente de un conjunto de acciones concretas e inmediatas, que, junto a su quehacer cotidiano, asuman un trabajo permanente por la justicia y la cohesión social.

Para enfrentar este nuevo contexto, las universidades estatales son uno de los pocos actores sociales que ocupan un lugar de privilegio para la comprensión y el diálogo de los significativos procesos de cambio que se requieren realizar a nivel cultural, social y económico. A diferencia de la mayoría de las instituciones públicas y privadas, las universidades públicas del Estado aún son queridas, reconocidas y aceptadas por la ciudadanía. Son un espacio legítimo y facilitador del debate y los acuerdos transversales que requiere Chile. Por lo mismo, las instituciones de Educación Superior Estatales deben ofrecer a las autoridades políticas, administrativas y a la sociedad en general, todas las capacidades que disponen para organizar y facilitar sistematizadamente los mecanismos y procedimientos para avanzar en las transformaciones que demanda nuestra ciudadanía. Es tarea prioritaria articular la creatividad, el compromiso y el trabajo de los y las estudiantes, académicas y de la comunidad universitaria en general.

La universidad pública, pese a la gran arremetida neoliberal, ha conservado su dimensión y vinculación con la política. Por más que la han tratado de encuadrar como un espacio instrumental de educación científica y tecnológica escindida del quehacer social, las universidades públicas han logrado “milagrosamente” mantener la dimensión política que las conecta con la realidad y las demandas de la ciudadanía. Los debates, disputas, propuestas y acciones que se dan en el quehacer de las universidades públicas del Estado, son mucho más intensos e ideológicos que la mezquindad observada en la mayoría de los partidos políticos chilenos. A la fecha, los partidos políticos chilenos se han especializado en las tecnologías para la administración del poder y muy marginalmente para el cambio. En síntesis, los partidos políticos chilenos son eminentemente “apolíticos”.

De ahí emergen la mayoría de los elementos que (...)

Artículo completo: 1 697 palabras.

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Dante Castillo* y Mario Torres*

*Investigador PIIE
**Vicerrector de la Vicerrectoría de Transferencia Tecnológica y Vinculación con el Medio. UTEM.

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