Un plan que no da el ancho

El paquete de medidas económicas anunciado por el gobierno el 19 de marzo, fue presentado como “inédito en la historia de Chile” y orientado a “proteger la salud, los ingresos y el trabajo de las familias chilenas”. Ambas cosas son dudosas y muestran que el gobierno no ha estado en condiciones de enfrentar la compleja crisis que atraviesa el país y las consecuencias que vendrán a corto plazo.

Según el gobierno, sería un paquete de medidas “histórico” por la magnitud de recursos “fiscales” comprometidos: unos US$ 11.750 millones, algo así como $9,4 billones. Sin embargo, al detallar las cifras por cada medida, es casi imposible llegar al monto anunciado: hay una evidente falta de claridad y de transparencia en el anuncio. Asimismo, se evidencia una manipulación de la información cuando se mezclan medidas que comprometen gasto “fiscal” efectivo con medidas que, por diferentes vías, difieren o derechamente reducen recaudación fiscal.

El uso del 2% constitucional para el sector Salud, en rigor, no puede ser interpretado como un aporte de nuevos recursos fiscales, ya que la Ley permite que dichos recursos sean financiados con reasignaciones desde otras partidas del Presupuesto del sector público. En este sentido, es necesario exigir un compromiso explícito de recursos frescos, sin desatender otras necesidades ya comprometidas en otros sectores, especialmente del área social.

Las medidas tributarias, que en su conjunto ascienden a US$ 5.590 millones (47,6% del total), corresponden en su mayor parte (US$ 5.170 millones) a la postergación en el plazo de pago de tributos (crédito fiscal por PPM, IVA, Renta y Contribuciones) y a una reducción efectiva de recaudación (US$ 420 millones) por Impuesto de Timbres y Estampillas. Ninguna de ellas representa mayor gasto fiscal.

Respecto a las medidas de inyección de liquidez, la aceleración del pago a proveedores del Estado, equivalente a US$ 1.500 millones, en parte corresponde a saldar deudas vencidas que ya habían sido (...)