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Las multitudinarias peregrinaciones a La Meca en Arabia Saudita

El turismo religioso de masas

Primer exportador mundial de petróleo (10 millones de barriles por día), el Reino de Arabia Saudita es también cuna y centro neurálgico del islam. Único Estado miembro de las Naciones Unidas que lleva el nombre de una familia, se atribuye la exclusividad de la shahada, la profesión de fe musulmana que figura en su propia bandera para comunicarles a los 1.800 millones de fieles en todo el mundo que sus soberanos son “los servidores de los lugares santos”. La Meca, donde nació el profeta Muhammad (Mahoma) –qibla (dirección) de las cinco oraciones diarias–, y Medina, donde descansa, siguen siendo competencia exclusiva del monarca.

Los colosales recursos financieros obtenidos del maná petrolero reafirman el liderazgo religioso del reino sobre la Umma (comunidad de creyentes), pero la monarquía sabe que debe asegurarse de preservar su legitimidad de guardiana de los lugares santos. De ahí sus enormes esfuerzos por garantizar el buen desarrollo de las peregrinaciones que tienen lugar en su suelo. En 2019, Riad no dudó en confiar la seguridad del perímetro del hajj a una filial de la empresa israelí G4S. El desafío logístico, sanitario y securitario es gigantesco. Entre dos y tres millones de peregrinos realizan cada año el hajj, que constituye el quinto pilar del islam. Obligatorio una vez en la vida para todo musulmán que goce de buena salud y cuente con los recursos para hacerlo, se realiza cada año durante al menos cinco días en el mes de Dhu al hijja, último del calendario hegiriano (lunar). Constituye la apoteosis de la vida del creyente y lo lava de todos sus pecados. Es también un momento de reencuentro de los musulmanes del mundo entero, un factor de unidad y de intercambios.

El reino quiere más
En promedio, el hajj le reporta al reino entre 10.000 y 15.000 millones de dólares por año (1). A este maná, deben sumarse entre 4.000 y 5.000 millones de dólares provistos por los ocho millones de peregrinos que realizan la umrah, una peregrinación, no obligatoria, a La Meca, que puede efectuarse en cualquier época del año (fuera del hajj) y que alcanza su punto más alto durante el ramadán. Según la Cámara de Comercio e Industria de La Meca, entre el 25% y el 30% de los ingresos del sector privado de las dos ciudades santas dependen de la peregrinación. En total, los ingresos acumulados entre el hajj y la umrah ocupan el segundo puesto de los ingresos del Estado saudí, después de la venta de hidrocarburos. En 2018, Riad había previsto que esas dos peregrinaciones le reportarían 150.000 millones de dólares de ingresos en los próximos cinco años. Pero el reino quiere más. Según los expertos que redactaron “Vision 2030”, el plan de diversificación económica del reino elaborado bajo la égida del príncipe heredero Mohamed Ben Salman, treinta millones de personas deberían realizar cada año la umrah en los próximos diez años. Según ese documento, “el turismo religioso es una opción duradera para Arabia Saudita”, en momentos en que el país parece haber perdido los medios para ser el único estabilizador de los precios del crudo (2).

Para que los ingresos provenientes de la peregrinación aumenten, los sectores de negocios saudíes desean la eliminación de los cupos de peregrinos impuestos a cada Estado desde 1988. Si (...)

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Mohamed Larbi Bouguerra

Académico, miembro de la Academia Tunecina de Ciencias, Letras y Artes Beit Al Hikma (Cartago).

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