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Creciente influencia de los sectores más conservadores

Los evangélicos surcoreanos en la arena política

Durante la primavera de 2020, mientras que la pandemia de Covid-19 amenazaba con extenderse en Corea del Sur, los evangélicos conservadores continuaban con sus concentraciones diarias para reclamar la renuncia del gobierno y rechazaban el pedido de interrumpir sus ceremonias religiosas para hacerlas vía Internet. A diferencia de los budistas y los católicos, vieron allí un ataque a la “libertad religiosa”. Y, sobre todo, aprovecharon para lanzar una ofensiva contra el presidente Moon Jae-in, acusado de “subordinación a la China socialista” (donde apareció el virus), con la esperanza de recuperar el terreno perdido en la población.

En efecto, durante el otoño de 2016, la sociedad surcoreana se había dividido en dos bandos. Mientras unos manifestantes se juntaban con velas en la mano para exigir la destitución de la presidenta Park Geun-hye, sus oponentes marchaban enarbolando el Taegeukgi, la bandera nacional; una contra-movilización en la que las iglesias protestantes tuvieron un papel central. El enfrentamiento terminó con una victoria aplastante del movimiento de las velas, del que participaron 17 millones de ciudadanos (1), forzando la renuncia de Park el 10 de marzo de 2017, un juicio en debida forma y su posterior encarcelamiento. Poco tiempo después, en el mes de mayo, Moon Jae-in, que encarnaba el espíritu de las marchas de las velas, fue elegido presidente de la República.

Competencia entre religiones
A pesar de no alcanzar marchas multitudinarias, el movimiento del Taegeukgi continuó. Sin embargo, la espectacular distensión con Corea del Norte que siguió a los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang, en febrero de 2018, lo colocó en una situación embarazosa, sobre todo porque Donald Trump -elegido gracias al apoyo de los protestantes conservadores estadounidenses- desempeñó un papel decisivo en el deshielo entre las dos Coreas. El movimiento recuperó la confianza, no obstante, luego de la llegada de Hwang Kyo-ahn a la cabeza del Partido de la Libertad de Corea (PLC, sucesor del Partido Saenuri de la expresidenta Park) en febrero de 2019. Con este ferviente anticomunista, último primer ministro de Park, las iglesias protestantes se convirtieron entonces en las fuerzas motrices de la derecha radical. Desgraciamente, para ellas, tras la derrota de su partido en las elecciones legislativas del 15 de abril último, Hwang tuvo que renunciar.

Durante mucho tiempo, los evangélicos conservadores prefirieron mantenerse al margen de los problemas sociales y del debate político. Pero, desde hace unos treinta años, comenzaron a intervenir en las cuestiones sociales, antes de inmiscuirse en los asuntos políticos.

Desde principios del siglo XX, la sociedad surcoreana conoce una competencia feroz entre religiones, a la vez que presenta un porcentaje excepcionalmente elevado de no creyentes (más de la mitad de la población). En 1945, cuando el país fue liberado de la ocupación japonesa, había 100.000 protestantes, es decir, solamente el 0,5% de la población. Pero su número se incrementó rápidamente en la década de 1950, en particular durante la Guerra de Corea (1950-1953), al punto de convertirse en la segunda comunidad religiosa del país, después de los budistas. En 2015, según la Oficina Nacional de Estadística de Corea, sumaba 9.676.000 personas, o sea, el 19,7% de la población. En cuanto al porcentaje de no creyentes, pasó del 49,6% en 1995 al 46,9 % en 2005, para luego ascender al 56,1% en 2015. En la actualidad, la Iglesia protestante surcoreana maneja seis canales de televisión, 109 universidades, 631 escuelas de enseñanza primaria y secundaria y 196 centros médicos. Cuenta con 259 asociaciones (2).

Esta presencia se reproduce en el seno del Parlamento, donde el porcentaje de representantes electos de esa confesión fluctuó entre el 31 y el 41% durante las últimas dos décadas. Finalmente, las iglesias protestantes surcoreanas juegan un papel cada vez más visible en la escena internacional. Sus misioneros empezaron a desplegarse en la década del 80 –y son actualmente los más numerosos junto con los de Estados Unidos–. En 2009, eran 20.000; diez años más tarde, son 30.000. A comienzos de los años 90, de las cincuenta iglesias protestantes más grandes del mundo (en número de fieles), casi la mitad eran surcoreanas.

Predominan los conservadores
Durante el periodo colonial (1905-1945), bajo la influencia de los misioneros estadounidenses, una gran parte de los protestantes se habían vuelto conservadores, incluso fundamentalistas. A partir de la década del 50, hubo una serie de escisiones. El conservadurismo teológico se combinó con el conservadurismo político y el progresismo teológico, con el progresismo político. Hacia el final de ese proceso, a principios de los años 70, los progresistas representaban menos del 20% del total de los protestantes (3). Se unieron al Consejo Nacional de las Iglesias de Corea (The National Council of Churches in Korea, NCCK) con el fin de impulsar el movimiento por la democracia y hacer caer la dictadura. Debido a ese activismo, hasta fines de los años 80, la imagen predominante del protestantismo era más bien progresista. El compromiso de algunos evangélicos dentro de los movimientos sociales reforzó aun más esta reputación. Sin embargo, a fines de 1989, los protestantes conservadores, hasta entonces desorganizados, se juntaron bajo la égida del Consejo Cristiano de Corea (Christian Council of Korea, CCK), especialmente porque éste había renunciado a la antigua doctrina que separaba la Iglesia del mundo secular. Desde el comienzo, superó ampliamente al NCCK en cuanto a número de fieles y recursos, por lo que, a mediados de la década de 90, aprovechando las dificultades financieras del NCCK, se apoderó de este último y socavó su espíritu. A partir de la década del 2000, las iglesias protestantes se volvieron conservadoras, aunque sin ocupar la arena política (en julio de 2020, el CCK tenía 55 iglesias, mientras que el NCCK contaba con 9). Pero en enero de 2003, las fuerzas dirigidas por el CCK organizaron en la plaza del Ayuntamiento de Seúl (...)

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Kang In-Cheol

Profesor en la Universidad Hanshin (Corea del Sur); autor, entre otros libros, de Protestantismo coreano y anticomunismo, Jungsim, Seúl, 2007 (en coreano).

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