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Una propuesta para la dignidad de las personas

Renta Básica Universal para una transformación de la economía

Cuando llevábamos apenas un par de meses de confinamiento por la pandemia del Covid-19 aparecieron las primeras voces oficialistas y expertas a planificar con urgencia la reactivación de la economía. Sin embargo, cualquiera que crea que la economía se ha detenido no está prestando suficiente atención. Antes de la emergencia de “la economía” como hoy la vemos en nuestras universidades e instituciones públicas a fines del siglo XIX las cuestiones de prosperidad material y búsqueda del bien común estaban entrelazadas con cuestiones políticas, filosóficas y morales. De hecho, se le llamaba “economía política”, ya que comprendía que la pregunta por cómo se crea y distribuye la riqueza estaba en constante tensión con las luchas y negociaciones del poder político.

Abordemos, entonces, la necesidad de una recuperación verde desde esta mirada. La pandemia del Covid-19 ha relegado forzosamente a las mayorías al interior del espacio doméstico, pero no ha suspendido la necesidad de perseguir el bien común. El trabajo de sostener la vida se ha mantenido -mejor dicho multiplicado- principalmente dentro de los hogares, muchas veces recargando a las mujeres que ya venían cumpliendo las actividades de cuidado, usualmente invisibilizadas y naturalizadas. Lo que se ha detenido durante estos meses de (relativo) encierro son ciertas formas de consumo y de interacción presencial, no “la economía”. Ha restringido algunas formas de ingreso e interacción -turismo, comercio callejero, teatro y otras artes-y ha hecho emerger nuevas estrategias de sobrevivencia, como la venta a pedido por redes sociales, endeudamiento, cambios de domicilio, nuevas formas de compartir cuidados entre familia y amigas. Todo este ajetreo es sólo el último capítulo de una larga historia de precariedad que ya venía haciendo aguas, de formas no tan subterráneas como a algunas les gustaría pensar.

No obstante, el foco sobre lo que urge echar a andar en su vieja modalidad ha estado en cómo volver a los niveles previos de consumo. A la vez, los tímidos pasos de reactivación ya implementados se han hecho apelando no sólo a la necesidad de recuperar fuentes de ingreso a las personas a través de sus salarios; sino también a la recuperación de un estatus de dignidad que se supone se obtiene a través del trabajo, acá reducido, por supuesto, al empleo como única forma socialmente válida de trabajo productivo o valioso. Todo apunta a volver a rearmar un sistema que se venía cayendo a pedazos. ¿Qué podría ayudarnos a pensar este momento desde otro lugar?

La Renta Básica Universal (RBU) es una idea transformadora que lleva varios siglos circulando en el pensamiento de la filosofía política. La podemos definir ampliamente como una transferencia monetaria periódica, individual, incondicional y por lo tanto universal, entregada a todas las personas de una comunidad política. Los argumentos para sostener esta propuesta suelen apuntar a la necesidad de dar un fundamento material concreto a todas las personas para vivir en una sociedad realmente igualitaria, más allá de la igualdad formal garantizada por ley. Lo que el pensador y activista Daniel Raventós llama “las condiciones materiales de la libertad”.

Si bien hasta la fecha no existe país o localidad que haya implementado efectivamente una RBU, múltiples esfuerzos y pilotos han (...)

Artículo completo: 1 685 palabras.

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Gabriela Cabaña

Socióloga e investigadora doctoral en antropología en la London School of Economics and Political Science. Actualmente vive en Castro, Chiloé. Es parte de la Red Chilena de Ingreso Básico y el Centro de Análisis Socioambiental.

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