En kioscos: Octubre 2024
Suscripción Comprar
es | fr | en | +
Accéder au menu

Del Congo-Brazzaville a Botsuana: una difícil reacción

Las compañías petroleras avanzan sobre los parques naturales africanos

Obligadas a realizar exploraciones offshore cada vez más costosas en aguas ultraprofundas, las compañías petroleras también avanzan sobre el último confín terrestre, donde los costos de explotación son menores: los parques naturales y las reservas de agua dulce de África. Esta ofensiva provoca el rechazo de la sociedad civil y de asociaciones del norte. Pero la lucha es muy desigual.

Ya nada puede detener la bulimia de las compañías petroleras. En África, el 71% de los sitios naturales inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) están sujetos a concesiones mineras y petroleras (1). La petrolera francesa Total –que abandonó las prospecciones en el Parque Nacional de Virunga, situado en la parte oriental de la República Democrática del Congo (RDC), después de una campaña internacional de defensores del medioambiente– ahora prevé diez perforaciones en otras reservas. Su objetivo específico es el Parque Nacional de las Cataratas Murchison, situado en Uganda y atravesado por la selva ecuatorial y la sabana, donde habitan elefantes, jirafas, leones, rinocerontes, búfalos, leopardos e hipopótamos.

Riesgos y amenazas
El gigante petrolero se encuentra en la mira de seis organizaciones no gubernamentales (ONG) francesas y ugandesas (2), que han recurrido al tribunal de gran instancia de Nanterre. Según estas organizaciones, un proyecto de oleoducto que se extiende desde la estación de bombeo de Hoima, situada cerca del lago Alberto, a una hora de viaje del sur del parque de las Cataratas Murchison, hasta el Océano Índico, atentaría contra los derechos humanos y el medioambiente (3). En efecto, una ley francesa, única en el mundo, impone a las grandes empresas un “deber de vigilancia” en este ámbito a lo largo de toda la cadena de subcontratación (4). Adoptada a partir del derrumbe de la fábrica textil Rana Plaza, producido en Bangladesh, en 2013, en el que murieron más de mil obreros que trabajaban para subcontratistas de grandes cadenas de moda occidentales (5), esta ley considera que las multinacionales son responsables de las consecuencias sociales y medioambientales de las actividades que controlan, directa o indirectamente, en Francia o en el extranjero. En particular, las obliga a establecer un “plan de vigilancia”. Ahora bien, Total no habría adoptado ninguna medida de prevención específica.

A pesar de eso, sin pronunciarse sobre el fondo, el Tribunal de Nanterre y posteriormente el Tribunal de Apelación de Versalles se declararon incompetentes el 30 de enero de 2020 y el 10 de diciembre de 2020, respectivamente, remitiendo el litigio a los tribunales comerciales. Como señala Juliette Renaud, de la organización Amigos de la Tierra Francia, estas decisiones reflejan “una interpretación errónea del derecho, que tiende a ignorar el objetivo principal de esta ley: proteger los derechos humanos y el medioambiente”. Por eso las ONG recurren ante el Tribunal de Casación, con la esperanza de que no sea demasiado tarde para las poblaciones “privadas total o parcialmente de sus tierras y de sus medios de subsistencia en Uganda y Tanzania”.

Dirigida por un consorcio de empresas integrado por la petrolera Total, la Corporación Nacional de Petróleo Offshore de China (CNOOC, por sus siglas en inglés), la Uganda Nation Oil Company y la Tanzania Petroleum Development Corporation, la construcción del oleoducto East African Crude Oil Pipeline (EACOP) debe comenzar en marzo. Con un costo de 3500 millones de dólares y una longitud de 1403 kilómetros, el EACOP tendrá que transportar el crudo desde la estación de bombeo de Hoima, en Uganda, hasta el puerto del Océano Índico de Tanga, en Tanzania, bordeando el lago Victoria. Según Oxfam y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), esto representa una amenaza para doce mil familias. Los habitantes del lago Alberto denuncian problemas de visión y audición, además de enfermedades respiratorias, después de haberse realizado pruebas de pozos de petróleo que implican perforaciones de exploración, lo que conlleva un riesgo de derrame de hidrocarburos. Las poblaciones cercanas a los yacimientos de Kingfisher y de Tilenga denuncian, de hecho, la contaminación de algunos pozos por las actividades de exploración. También se corre el riesgo de contaminar las aguas de los lagos Alberto y Victoria, fuentes del Nilo Blanco. En efecto, Total debe instalar plataformas de exploración petrolera en el recinto del parque, y la CNOOC, en el lago Alberto.

En 2016, setenta ictiólogos de diecisiete países advirtieron sobre los peligros de la extracción de petróleo en la región de los Grandes Lagos de África (6). Señalando que se trata de ecosistemas casi cerrados, los especialistas se inquietan por los proyectos petroleros en el lago Tanganica, donde la renovación completa de las aguas tarda siete mil años. De este modo, el efecto de una marea negra se desvanecería solo después de varios milenios, para desgracia de los cerca de diez millones de habitantes y de sus descendientes. Según Sixtus Kayombo, profesor del Prospective College of Engineering and Technology de la Universidad de Dar es-Salam, Tanzania, y el ecologista danés Sven Erik Jorgensen, este tiempo de renovación se eleva a 123 años en lo que respecta al lago Victoria (7).

Las prospecciones
Los parlamentos belga, alemán y europeo habían pedido sucesivamente el cese de las actividades de exploración y explotación en el parque nacional de Virunga, refugio de los famosos gorilas de montaña, lo que produjo la retirada, en 2015, de la petrolera británica Soco International. A pesar de esta presión y del estudio ictiológico de 2016, el Consejo de Ministros de la República Democrática del Congo (RDC) del 8 de junio de 2018 autorizó la reclasificación de una zona de interés petrolero que cubre el 21,5% de la superficie de la reserva natural, así como otra que representa el 40% del parque nacional Salonga, un área tan grande como Bélgica y refugio de los bonobos. En el segundo caso, se trataba de preparar la ejecución de un contrato de reparto de producción entre el Estado congoleño y la Compañía Minera del Congo (Comico) del empresario Adonis Pouroulis, aprobado por decreto presidencial en febrero de 2018, en relación a tres bloques (8) situados en la Cubeta Central, uno de los cuales se extiende sobre el parque Salonga.

Namibia y Botsuana, considerados verdaderos paladines de la conservación de la naturaleza, concedieron en 2020 a la sociedad canadiense Reconnaissance Energy Africa (ReconAfrica) permisos de prospección que cubren 35.000 kilómetros cuadrados a lo largo del río Okavango, en la zona de conservación transfronteriza de Kavango-Zambeze (KAZA). Con una superficie equivalente a la de Francia, esta región abarca 36 áreas protegidas, entre ellas tres parques nacionales (Khaudum, Manghetti y Bwabwata). Los permisos petrolíferos se superponen con varios corredores para la migración de animales salvajes, entre los que se encuentra la mayor población de elefantes del continente, y (…)

Artículo completo: 3 559 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de abril 2021
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl

Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl

François Misser

Periodista.

Compartir este artículo