Al adentrarnos al concepto de familia podemos constatar que existen muchas aproximaciones tanto a las nociones como a las diversas formas de constituirse desde lo jurídico normativo, creencias personales, religiosas y culturales. En medio de esta diversidad la organización familiar ha permanecido en el tiempo, de hecho, Morin (2003) señala que la familia es una de las instituciones más sólidas en medio de una sociedad líquida, individualista, consumista y etérea. Sin embargo, el modo de entender las relaciones familiares ha cambiado radicalmente en las tres dimensiones que conforman la definición clásica de familia en tanto sexualidad, procreación y convivencia debido, principalmente, al empoderamiento de las mujeres y a la necesidad de autenticidad en las opciones de género (Herrera y Teitelboim, 2010). A esto se unen nuevas visiones antropológicas y éticas que desde la modernidad han desplazados concepciones tradicionales como las judeocristianas que fundamentaron por siglos la cultura europea y sus territorios de ultramar, dando pasos a visiones plurales, seculares e intercreenciales.
En otro sentido, la filosofía contemporánea ha relacionado la ideología neoliberal con la valoración social, económica y cultural de las relaciones matrimoniales heterosexuales como un patrón validado e incuestionable que sostiene la sociedad, relegando a contextos de exclusión e invisibilización a toda manifestación de la amplia y compleja diversidad humana. En este contexto reduccionista que desplaza las relaciones afectivas, el matrimonio como institución es cuestionable dado su carácter contractual y patrimonial, resultando urgente revisar su pertinencia en el siglo XXI como única estructura de sustento de la sociedad, en tanto no incorpore aquella diversidad reconocida ampliamente en la actualidad.
Avances en Chile
Estas nuevas vivencias y concepciones desafían la legislación y la forma de concebir el matrimonio. Hasta el momento se ha concebido como un contrato civil entre un hombre y una mujer cuyo fin es la procreación, auxilio mutuo, patrimonios y herencias. Ahora bien, la legislación no es neutra pues cambia según las diversas concepciones antropológicas, valóricas y culturales a los cuales una comunidad adhiere, sin embargo, también las normas son dinámicas y van cambiando según los diversos requerimientos de una sociedad que experimenta el reconocimiento de nuevas relaciones afectivas y sexuales. Al respecto, en Chile la ley sobre el matrimonio ha ido cambiando pues se han reconocido las capacidades legales de la mujer en el contexto del matrimonio, hijos/as sin distinción de legitimidad, nuevos regímenes de matrimonio más equitativo en relación con el patrimonio, la legislación del divorcio, entre otros derechos. Si bien es cierto, estos cambios legales propician escenarios más abiertos y esperanzadores de reformas (…)
Texto completo en la edición impresa del mes de julio 2021
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl