Una apuesta política para el movimiento autonomista mapuche

Las elecciones a Gobernador por La Araucanía tomarán relevancia en los próximos años. Será una elección que deberá ser considerada por el movimiento autonomista en un sentido programático a quienes opten por la vía política. A los mapuche los situará en el plano de resolver aspectos económicos, disputar la hegemonía del no indígena en el ejercicio del poder y enfrentar de una manera creativa (no represiva) el ascenso del movimiento rupturista.

Sin duda el concepto Plurinacional permitirá incluir en una amplia alianza a las distintas redes políticas que existen en el pueblo mapuche, administrando, con especialistas a las distintas variables, el ideario del movimiento, usando para ello el concepto de Itrofill Mongen. Así se formulan alianzas políticas con un sentido intercultural emancipador -y no funcional que es la que rige en el tiempo presente- con una visión distinta al uso excesivo de la fuerza coercitiva para relacionarse con el movimiento crítico a la institucionalidad.

En las elecciones a la primera vuelta se presentaron ocho candidatos, tres que pertenecieron al movimiento mapuche con un sentido autonomista, nos referimos a Vicente Painel, Aucan Huilcaman y Luis Levi Aninao. El primero obtuvo 4,85%, el segundo 11,58% y el tercero 16,09%. En total los candidatos del pueblo mapuche obtuvieron una adhesión del 32,52% de las preferencias, superando a Eugenio Tuma (Unidad Constituyente) que obtuvo 30,3% y al mismo Luciano Rivas (Chile Vamos) que alcanzó un 19,9%. La división de los mapuche permitió que los candidatos no indígenas pasaran a una segunda vuelta. En esta segunda medición el sufragio se inclinó a favor del candidato de derecha, quien obtuvo el 58,2% de las preferencias, en contraste con Tuma quien obtuvo 41,7%.

Por qué gana la derecha
Es importante considerar que si en la primera vuelta la participación electoral fue de un 39,6%, la segunda vuelta descendió a un 14,6%. Tuma disminuyó 41.243 votos y Luciano Rivas obtuvo diez mil nuevos sufragios. Si en la primera vuelta las comunas con mayor padrón mapuche la adhesión a favor de Eugenio Tuma cruzó de un 24,6% a 39,8%, para la de Luciano Rivas descendió. Es decir, una parte de los mapuche no participó.

Al mismo tiempo, en la medida que aumentó la proporción de comunas con mayor identificación identitaria, el electorado mapuche se inclinó a favor de uno de los rostros emblemáticos del movimiento autonomista, Aucan Huilcaman, obtuvo un 15% de las preferencias. En los sectores territoriales donde el Aukiñ Wallmapu Ngulam (Consejo de Todas las Tierras) se gestó como organización en la década de los 90 (Ercilla, Lonquimay, Currarehue, Pucon y Saavedra), Huilcaman incrementó su adhesión a un 20%. Algo parecido sucedió con el candidato Luis Levi Aninao, una de las figuras emergentes del pueblo mapuche en el escenario, quien obtuvo un 20% de respaldo en Victoria y Pucón. Si en la primera vuelta sufragaron 348.607, en la segunda elección, sólo lo hicieron 124,201, es decir, la participación descendió a 14,6%.

Aucan Huilcaman se hizo una pregunta “¿por qué siempre gana la derecha política en La Araucanía?”. En su análisis, porque los mapuche “asumen las elecciones como un acto obligatorio y se condice con los actos coercitivos militares de la denominada ‘Pacificación de La Araucanía’ en donde se cometió el crimen de genocidio”. Dilucidó Huilcaman que los mapuche asumen, “las elecciones como un acto obligatorio y se condice con los actos coercitivos militares”. La expansión del Estado nacional chileno a partir de 1861, con justa razón es visto por Huilcaman como “el delito más horroroso y terrorífico para (...)