El dilema de diciembre: ¿qué política prevalece?

El 19 de diciembre, la sociedad chilena deberá decidir sobre el próximo Presidente de Chile. Por primera vez desde el retorno a la democracia, la elección será altamente polarizada, entre el candidato de la extrema derecha, José Antonio Kast, representante del Partido Republicano, y el candidato de la izquierda, Gabriel Boric, representante de Convergencia Social.

En mayo de 2021, luego de la elección de la Convención Constitucional, se veía que la izquierda y nuevos actores sociales vendrían a ocupar el espacio de los partidos políticos tradicionales, que se encontraban desprestigiados.

Seis meses después, en noviembre de 2021, los electores apoyaron al candidato de la extrema derecha, quien lidera las opciones para la segunda vuelta presidencial. ¿Cómo es esto posible? ¿Es que Chile se movió desde una agenda de reformas para abordar las desigualdades, los derechos sociales y la democracia, hacia una de extrema derecha que mira al pasado pinochetista? La respuesta es no, las cosas son más complejas.

Algunas claves para entender el actual contexto y el posible escenario de la segunda vuelta presidencial tienen que ver con la participación electoral y la desinstitucionalización del sistema de partidos, y el contexto de pandemia y proceso constituyente.

En una elección con siete candidaturas a la presidencia, pasan a segunda vuelta el candidato de la extrema derecha, con un 27,9% de los votos (1.961.122), y el candidato de la izquierda, con un 25,8% de los votos (1.814.809). Más atrás, el candidato populista-libertario, Franco Parisi, con un 12,8%, y el candidato de la derecha, Sebastián Sichel, con 12,8%. En quinto lugar, Yasna Provoste, candidata de la centroizquierda, con 11,6% de los votos. Finalmente, Marco Enríquez-Ominami, del PRO, con 7,6%; y el candidato de la extrema-izquierda, Eduardo Artés, con un 1,5%.

La elección parlamentaria resultó en un Congreso dividido. Si los partidos de Kast y Parisi se agrupan con la derecha tradicional, tendrán 74 de 155 escaños (48%) en la Cámara de Diputados, y en el Senado, 25 de 50 escaños (50%). Los partidos de izquierda y centro-izquierda, juntos, ganaron 74 escaños en la Cámara Baja y 22 escaños en el Senado, lo que les dio un contrapeso casi igual al de la derecha.

Con una participación electoral del 47,3%, similar a las últimas elecciones, con excepción del plebiscito constitucional, que alcanzó al 51,9%, ¿qué explica este giro a la derecha? Una hipótesis es que, dado el voto voluntario, existe un electorado más volátil en cuanto a la participación. Es decir, los electores deciden en cada elección si votarán o no. Un estudio del Servicio Electoral (...)