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Eugenio Calderón Calderón transitando por el siglo XX y XXI. Relato de Vida

Ser yagán en el fin del mundo

Ser yagán hoy en día es distinto. Cuando nosotros íbamos a la escuela nos sentíamos discriminados, con el tiempo, ahora… casi todo Chile es indio o quieren serlo. Antes yo pensaba que éramos los únicos indios y lo que pasa es que casi todos lo somos, pero hay unos que no quieren ser. Nos decían “los yaganes, los yaganes”. No era algo bueno, era decirte indio, era algo malo. Incluso, nosotros éramos más bonitos que unos marinos que eran indios, pero no nos dábamos cuenta que ellos eran indios, con el tiempo los apellidos los iban delatando, ellos también eran indios.

Yo no quise aprender yagán porque tenía vergüenza. Solo sé unas pocas palabras.

Yo nací el 3 de octubre de 1948 en Caleta Eugenia, por eso me pusieron Eugenio. Tengo 73 años cumplidos. Caleta Eugenia, es una caleta chiquitita que está a 24 kilómetros al Este de Puerto Williams. Toda la vida he estado acá en Isla, donde le llaman “el fin del mundo”.

Cuando yo nací aquí era distinto, no había hospital, no había nada. Me atendieron dos abuelas, una era yagán, la tía de mi mamá, la otra no. En esos años era la única forma en que nacían las guaguas, ellas atendían los partos de la isla, eran las parteras.

Mi madre se llama Cristina Calderón y tuvo tres matrimonios, está viva(**) y todos la llaman “abuela Cristina”. Yo soy hijo del primer marido, Miguel Garay Borquez, era chilote de Castro, pero yo no lo conocí, no porque mi padre no haya querido, sino porque falleció en agosto de 1948 y yo nací en octubre del mismo año. Por eso yo quedé como Eugenio Calderón Calderón, porque cuando mi madre me fue a inscribir al Registro Civil, sólo la dejaron poner su apellido, no el de los dos. Yo no quedé reconocido por él.

Del primer matrimonio éramos tres hermanos. El mayor ahora tendría 78 años, se llamaba Miguel Garay Calderón, y él sí fue reconocido por mi padre porque él estaba vivo. El segundo hermano no fue reconocido porque mi papá no llegó al registro civil y el hombre de ahí dijo, “no llegó el papá, le pongo el apellido de la mamá”. Se llama Juan Calderón Calderón. En Chiloé era lo mismo, así eran con la gente de campo, así nos trataban.

Tiempo después mi madre se casó con Luis Zárraga y tuvo cuatro hijos más, mis hermanos Segundo, Daniel, Mauricio y María Estela. Luego, con el último marido tuvo a la constituyente, mi hermana Lidia González Calderón. En total éramos ocho hermanos, teníamos unos dos o tres años de diferencia entre cada uno, nos conocimos harto porque compartimos mucho… convivimos entre hermanos, todos fuimos hermanos de madre, siempre anduvimos juntos. Cuando éramos niños vivíamos frente a Caleta Eugenia, en la Estancia Harbert de los Bridges en Argentina, una de las primeras estancias de la zona. Harbeton Bridges era el patrón, fue uno de los más antiguos. Ahí nos crecimos nosotros. Pero nos vinimos a Chile porque aquí en Williams había escuela, en cambio en las estancias de Argentina no.

Como allá no había escuela, una señora nos enseñó mucho (...)

Artículo completo: 1 732 palabras.

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Aranza Fuenzalida Velasco

Antropóloga Social.

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