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En 1950, el caso Henri Martin

“La responsabilidad del hombre de uniforme”

En el distrito XVI de París, la avenida Henri Martin lleva su nombre, pero a quien celebra es a un homónimo menos polémico. Y es que esta figura, hoy algo olvidada, marcó la historia de las movilizaciones anticolonialistas. Aquel joven marinero animó a sus compañeros a negarse a luchar en Indochina. Miembro del Partido Comunista, fue condenado a la degradación militar por haber “fomentado la desmoralización del ejército”.

“¿Escucháis? / ¿Escucháis gente de Vietnam / escucháis en vuestros campos / en vuestros arrozales en vuestras montañas?” (1). En los últimos años de la guerra de Indochina (1946-1954), un caso de justicia militar se convirtió en tema central de la vida política francesa y contribuyó a arrojar luz sobre la realidad del colonialismo. Junto con otros intelectuales, Jacques Prévert se involucró en la defensa de un desconocido, Henri Martin (1927-2015).

Primero, los hechos. A principios de 1945, un joven de dieciocho años, antiguo miembro de los FTP (Francotiradores y Partisanos) y adscrito al Partido Comunista Francés (PCF) desde 1944, se alistó en la Marina francesa para continuar, contra Japón, la lucha antifascista. En octubre, el aviso Chevreuil zarpó de Marsella; llegó a Saigón, en Indochina, en diciembre. Allí, los ideales de Henri Martin chocaron con las exacciones del colonialismo. Tras tres solicitudes de rescisión de contrato sin respuesta, regresó a Francia en octubre de 1947, donde se le destinó al arsenal de Tolón. En el verano de 1949, con la ayuda de otros soldados alistados voluntarios, distribuyó octavillas, a menudo escritas por él e impresas en la federación local del PCF, en denuncia de la “sucia guerra” de Indochina. A principios de 1950, a bordo del portaaviones Dixmude, estas octavillas instaban a “los marineros de Tolón a negarse a embarcar”. El 14 de marzo de 1950, el cabo Henri Martin fue detenido en Tolón por “proyecto de desmoralización del ejército” y acusado, junto con su compañero Charles Heimburger, de sabotear el Dixmude.

Desde la detención hasta los juicios de 1950 y 1951, una intensa campaña dirigida por el Partido Comunista recorrió Francia hasta en sus más recónditos lugares. El agitprop fue total: peticiones, pancartas, carreras ciclistas, inscripciones y demás pintadas en paredes y suelos... Incluso los bancos de arena del Loira acogieron durante un tiempo el lema “¡Liberad a Henri Martin!”, multiplicado a escala del territorio nacional. Una obra teatral de Claude Martin, Drama en Tolón, fue llevada a escena. El Secours Populaire editó una postal “¡Liberad a Henri Martin!”, al igual que otra para Raymonde Dien, militante comunista encarcelada de febrero a diciembre de 1950 por acostarse en las vías frente a un tren que transportaba material de guerra. El 2 de octubre de 1950, L’Humanité publicó un llamamiento pidiendo la absolución y la liberación del joven marinero, que terminaba con estas palabras urgentes: “Los jueces de Tolón deben saber que nuestro pueblo tiene la mirada puesta en ellos”. Los firmantes eran compagnons de la Libération (Yves Farge) o caballeros de la Legión de Honor (Emmanuel d’Astier de la Vigerie, Lucie Aubrac, Charles Tillon, etc.).

Sentencia anulada

En el número de septiembre de 1951 deµDémocratie nouvelle, la periodista y escritora comunista Dominique Desanti alcanzó un tono declaradamente lírico: “En este momento, en toda Francia, a la salida de las fábricas, en los parques públicos, hay un hombre o una mujer que se sube a una silla, a un alféizar, a una caja. Él o ella empieza a hablar. Los demás aprietan los dientes y los puños; los ojos de las mujeres se enturbian. Emoción, indignación y rabia corren por la mirada de los presentes. La historia de Henri Martin, la historia de la inocencia condenada, la historia de la libertad de expresión encerrada entre rejas, discurre por toda Francia como un torrente”. Fernand Léger, Jean Lurçat, Louis Mitelberg, Pablo Picasso, Boris Taslitzky y más pintaron el retrato del joven marinero.

El primer juicio se inició en Tolón el 17 de octubre de 1950. Martin contaba con dos abogados, proporcionados por el Partido Comunista, los letrados Paul Vienney y Dominique Scharbonchi. Los enviados especiales acudieron en masa al juicio. Los de las publicaciones periódicas comunistas, por supuesto, realzaron la movilización de apoyo al marinero, con todo el contexto que abarcaba. Como René Lelu, en el diario Ce Soir: “Unos audaces partidarios de la Paz consiguieron fijar en lo alto del vasto edificio, a plena luz del día, una pancarta con la inscripción: ‘Liberad a Henri Martin’”. Se hacía hincapié en su cualidad, ayer, de “combatiente de la Resistencia”, y en el hecho de que hoy representaba el “honor de Francia”. El mismo reportero de Ce Soir afirmó que “simboliza (...) la voluntad de todo un pueblo de poner fin a la guerra de Indochina”.

En cuanto a los enviados especiales de la prensa de derechas, venían decididos y resueltos a ocuparse del caso de “el tal Henri Martin”, así llamado en una columna del periódico L’Aurore del 17 de octubre de 1950. Con pluma afilada y temáticas acusatorias, entre ellas la de que los comunistas se habían (...)

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Anne Mathieu

Profesora titular de Literatura y Periodismo en la Universidad de Lorena, directora de la revista Aden.

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