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Los giros de la política china para afrontar el Covid

Del aislamiento autoritario al autoconfinamiento

Al operar uno de esos giros cuyo secreto tiene China, el presidente Xi Jinping puso fin a su política de “Covid cero”. En menos de cuarenta y ocho horas, las barreras que cerraban los barrios o las ciudades fueron levantadas; las cabinas de test PCR, desmontadas; los puntos de control sobre las rutas, desmantelados; las máquinas que tomaban la temperatura en la entrada de los lugares públicos, desactivadas; las aplicaciones de código QR de los smartphones, obligatorias (para desplazarse), borradas. Y, sin embargo, las calles de las grandes ciudades permanecen extrañamente vacías. Los chinos tienen miedo. Se autoconfinan.

Las únicas que recuperan cierta agitación son las farmacias y las “clínicas de la fiebre” (como se llama a algunos de los servicios hospitalarios de urgencia). El paracetamol –hasta entonces prohibido para la venta por temor a que las personas hicieran bajar su fiebre con ayuda de medicamentos para engañar a los termómetros– escasea, al igual que algunos “medicamentos” de la medicina tradicional, cuyos precios se han ido por las nubes. La producción no está en falta, pero el aprovisionamiento no se encuentra completamente restablecido.

Con la ayuda del frío, la gripe y la variante Omicron se ciernen sobre Pekín, donde la desorganización aqueja a todo el mundo. Después de tres largos años de directivas estrictas, la nueva consigna “Cada cual es responsable de su salud” angustia a los chinos.

¿Vamos hacia el millón de muertos, incluso 1,5 o 2 millones, como predicen algunos expertos, que se basan en la mortalidad constatada en Hong Kong –literalmente desbordada en marzo pasado– y la proyectan a escala nacional? Luego de haber anticipado esas cifras para justificar la intensificación de los confinamientos a partir de la primavera, las autoridades sanitarias estiman actualmente que la situación ya no es comparable, dado que solo el 20% de los hongkoneses de más de 60 años estaban vacunados, contra el 68,9% en el continente. Procuran ser extremadamente tranquilizadoras, más aun cuando, a pesar del cambio de los modos de vida y de las costumbres, el culto a los ancianos continúa siendo dominante: una hecatombe entre los más ancianos podría resultar políticamente peligrosa para Xi y para el Partido Comunista Chino (PCC).

El fin de una estrategia

Así, no se entiende cómo la salida de la estrategia “Covid cero” haya podido efectuarse de modo tan caótico. (…)

Artículo completo: 1 215 palabras.

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Martine Bulard

Jefa de Redacción, Le Monde diplomatique, París.

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