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Un incidente diplomático exagerado

¡Cielos, un globo!

El derribo de cuatro globos que sobrevolaban el cielo estadounidense revigorizó la imagen cansina de Biden como un sheriff dispuesto a enfundar sus armas. Aunque todavía no está claro que todos los aparatos estuvieran bajo control chino, el asunto fue utilizado políticamente por el gobierno para renovar su compromiso en la lucha contra la amenaza china.

En pocas horas, Sleepy Joe (Joe el dormido) –el sobrenombre que sus adversarios dan al presidente estadounidense– se transformó en Terminator. Puso en marcha el avión furtivo F-22 y sus misiles más modernos para derribar un globo chino “del tamaño de tres autobuses” que volaba a unos 20 kilómetros de altitud el 4 de febrero. El día 10, ordenó hacer estallar otro, justo sobre Alaska; luego un tercero, el 11, que sobrevolaba territorio canadiense y, por último, un cuarto, el 12, sobre el lago Hurón. Nunca antes el cielo estadounidense había visto semejante masacre. Desde entonces, como un sheriff satisfecho, Joe Biden ha vuelto a enfundar sus armas. La máquina de fantasmas, sin embargo, está en pleno apogeo.

Tres semanas después, todavía no está claro si todos estos aparatos estaban bajo control chino o incluso si llevaban algún instrumento de vigilancia. Aunque Washington ha admitido que algunos de los globos no eran chinos, muchos estadounidenses siguen convencidos de que “los hombrecillos amarillos” tienen designios malvados contra su país. Políticos republicanos y demócratas coinciden en el enemigo que hay que derrotar, y los periódicos y, por supuesto, la televisión en directo rozan la histeria. La revista Foreign Policy informó cómo los funcionarios conservadores habían acudido a los medios de comunicación para afirmar que el famoso artefacto chino contenía armas biológicas. Otros se fotografiaron apuntando con sus armas al cuerpo celeste, antes de publicar su histórica instantánea en las redes sociales, que fue ampliamente compartida (1).

Consenso bipartidista

Incluso hizo falta que la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, asegurara lo más seriamente posible durante una ronda de prensa: “No hay ningún indicio de extraterrestres ni de actividad extraterrestre. Es importante decirlo desde aquí porque se está hablando mucho de ello”. Esto ocurrió el 13 de febrero de 2023, en Washington, ¡la capital de la primera potencia mundial!

Según dirigentes estadounidenses, objetos voladores no identificados (ovnis) estampados con marcas chinas ya han sobrevolado su territorio. Desde 2018, una “flota entera de globos” (2) habría sido liberada sobre los cinco continentes, apuntando a más de cuarenta países. Entre ellos, Japón, Vietnam, Filipinas e India. Los mismos gobiernos que Washington quiere embarcar en su cruzada indopacífica para doblegar el poder de China.

La casualidad ha querido que Japón acabe de recordar, precisamente, que en 2019 registró el paso de objetos flotantes sobre la isla de Okinawa, un auténtico portaaviones estadounidense en territorio nipón. Taiwán también. Escocia también denunció haber descubierto rastros de vigilancia china sobre sus cárceles.

En resumen, China quiere dominar el mundo y sus “extraterrestres” están por (...)

Artículo completo: 1 585 palabras.

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Martine Bulard

Jefa de Redacción Adjunta de Le Monde diplomatique, París.

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